miércoles, abril 10

Muere Thatcher, sus políticas perduran

El lunes 8 de abril murió en su habitación del Ritz de Londres la ex primer ministro británica Margaret Thatcher quién marcó el ámbito internacional al separase de las políticas de izquierda y abrazar la practicidad del centro-derecha. Su principal argumento ideológico se construía en base a la importancia del mérito personal y el esfuerzo en el trabajo, a diferencia de sus antecesores que defendían el papel de la sociedad y la ayuda brindada por el Estado. Acabó con las empresas deficitarias propiedad del Estado y empezó una dura lucha contra los sindicatos y su creciente poder. Las circunstancias actuales son un claro ejemplo de que su política pro-austeridad sigue en pie y con más fuerza que nunca.
Así pues, en Reino Unido han entrado en vigor recortes a la seguridad social en la forma de disminución a las ayudas en vivienda e impuestos municipales. Las medidas están pensadas para obligar a los desempleados, y que hayan “abusado” de la ayuda del Estado, a encontrar trabajo. Lo anterior contrasta con una baja de cerca del 50% en las cargas fiscales de las rentas más altas.
 
Los casos más extremos dentro del sistema británico de bienestar reciben una ayuda de aproximadamente 1000  pesos semanales. Otra medida controversial se centra en el impuesto al dormitorio que pretende gravar a las familias que reciban ayuda para vivienda y que teóricamente no utilicen alguna de sus habitaciones. Con esta medida se reubicarán a miles de familias a nuevos barrios de la cuidad; lo cual es considerado una arbitrariedad.
Las ayudas del Estado de bienestar ya no irán aparejadas al costo de vida o inflación, ya que la ayuda se limitará a 9500 pesos semanales y se congelará así por los próximos tres años sin importar las condiciones de las familias.
Otro recorte vendrá por el lado de las personas que tengan alguna discapacidad, puesto que ya no será suficiente el sufrirla, sino que ahora se tendrá que comprobar como dicho impedimento afecta su vida y su sustento económico, por lo que se podrá reducir dicho subsidio en casi un millón de personas.
Por último, se esgrime un recorte en el campo de la ayuda legal proporcionada por el Estado, dado que ahora solo las personas con un ingreso inferior a las 32,000 libras anuales tendrán derecho al mismo; frecuentemente se utiliza para trámites de divorcio y despidos injustificados. Se calcula que un 15% de los ciudadanos británicos, denominados precariat, apenas sobreviven, en parte gracias a las ayudas del Estado.
Por si fuera poco, en el plano de la migración esta en boga el tema de la próxima incorporación de Bulgaria y de Rumania al mercado común de trabajo, motivo por el cual se plantean poner restricciones a la entrada de nuevos trabajadores a la isla, dada la experiencia de hace un par de años cuando se incorporó buena parte de Europa del Este al mercado y cuya migración más que rebasó las expectativas de las autoridades inglesas.
Las medidas se han radicalizado hasta el punto de solo permitir la migración de personas con cualificación y con un dominio del idioma inglés. Las medidas planean establecer un número de personas que las dependencias y servicios del Reino Unido puedan soportar y que no genere presiones dentro de su sistema.  Por ejemplo, el Sistema de Salud del Reino calcula el costo de atender a los inmigrantes en cerca de 200 millones de libras anuales.
David Cameron ha tomado la iniciativa de recortar la inmigración a solo 100,000 personas para el 2013, número que para el 2012 fue de 163,000, así como a endurecer los criterios para otorgar seguridad social.
Sin embargo, autoridades de la Unión Europea sostienen que la inmigración por motivos laborales también genera pago de impuestos al sistema, contribuye al crecimiento de la economía y no consume muchos recursos públicos. El culpar ciegamente a la inmigración de las dificultades económicas actuales podría ser peligroso desde el punto de vista de la cohesión social.
En resumen, Inglaterra necesita de una adecuada política migratoria que armonice las necesidades de las personas que se incorporan al mercado de trabajo con las que emigran para buscar trabajo. Mientras que en 1997, la migración a Reino Unido rondaba las 50,000 personas y en números netos era negativa –salieron mas de los que entraron-, en 2012 fue positiva y se calculo en 255,000 personas. Las autoridades ahora buscan que la futura migración tenga un perfil con más compromiso de integración a la cultura inglesa.

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