La ex-primera ministro británica, Margaret Thacher, falleció de un ataque de apoplejía, este lunes a los 87 años de edad.
La dama de hierro, como se le conoció, no tuvo desde hace años una salud que hiciese honor a su seudónimo, y ya desde 2002 sus apariciones en el escenario político fueron contadas con los dedos de una sola mano. Pese a su “mencionada” demencia desde 2011, su muerte ha pillado de sorpresa a los políticos del mundo.
El primer ministro Británico David Cameron, declaró al poco tiempo de conocer la noticia, que el mundo había perdido a una gran líder, y hasta la reina Isabel II dijo sentirse afligida por la pérdida de la iron lady.
Dentro de las curiosidades que se puede decir de su gestión histórica (1979-1990), fue que durante su administración se aplicó el llamado experimento monetarista, y sus medidas lograron poner freno a la poderosa inflación que enfrentaba la isla europea. Aunque del otro lado de la “libra” hubo un gran aumento de parados, sin precedente directo por alguna administración. El poco resquemor que le causo a la primer ministro el desempleo britanico, fue digno de diversos titulares en la prensa del mundo.
De la euforia de su triunfo electoral en contra del Partido Laborista, se pasó rápidamente a la frustración general, pero la ocupación de las islas Malvinas por los argentinos, y el virtual triunfo britanico, repuntaría su trayectoria política a otra victoria en 1983.
Su guillotina política estaría dentro del llamado impuesto municipal, cuyo pago negaba a la población el derecho al voto. Con la medida se ganó no sólo el repudio de la población de Inglaterra, sino el destierro de su propio partido.
Sin embargo; después de tantos años de desaire público a su figura política, Europa conjunta, parece caminar por sendas trazadas desde su administración. Europa vuelve a implementar los instrumentos de corte thacherista dentro de sus políticas laborales, comerciales, y sobre todo en lo que toca a la política fiscal.
El nuevo Tratado de Estabilidad Coordinación y Gobernanza para la Unión Monetaria, busca solmanete corregir las desviasiones ocurridas en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, lo que devuelve el sentido de la herramienta fiscal al significado del diccionario thacherista, "Lo fiscal es un sustantivo de objetivo, no de instrumento". Hoy las medidas de la Dama de hierro, están más vivas que nunca. Y el uso de reglas no reactivas para suplantar las fallas de coordinación, entre la esfera fiscal y la esfera monetaria, son ingenuamente, utilizadas bajo el estandarte del equilibrio fiscal, baja prima de riesgo y acceso al financiamiento del mercado. La thacher del siglo XXI parece resurgir con mayor fuerza que la Thacer de 1990.
Justo tras el velo de su muerte, han reaparicido las voces incesantes sobre la ruptura con la moneda única de europa. Justo como en vida ella pregonaba, hoy el euro, en su pubertad, parece no estar listo como un mecanismo adecuado para el crecimiento de un sólo continente. Justo ahora, parece existir más voces en apoyo a su doctrina, aunque tal vez sea más, de manera inconsiente.
De hehco, en una discusión que la dama de hierro sostuvo con John Major (su sucesor), ejemplificaba su postura respecto a la moneda única. En dicha charla registrada en la biografía " The path to Power", la ministro establecia que tanto Francia como Alemania pagarían el mal performance de los otros países miembros en el euro, a fin de crear un reflejo “anormal” de la divisa. “Yo misma sospecho que el ansia alemana por no tener una política antiinflacionaria debilitada, explotara en las negociaciones”, declaró “y ante todo debemos prepar nuestro veto, para enfrentar la posibilidad de que las comunidades quieran ir por encima de lo que son sus realidades”.
La Thacher, fue la primera en advertir una ironía perfecta en el euro y su gran desastre para europa. La monea única es como la zapatilla de cenicienta, muchos se la pueden probar, pero no a todos les queda.
En este sentido, por mucho que Portugal, España o Grecia quieran vivir como alemanes, sólo Alemania seguirá siendo Alemania. Y el euro, será solamente un cheque en blanco extendido por los teutones a los demás países, hasta que el mercado se lo cobre todo junto.
“La integración monetaria”, declaraba Margaret “requiere forzosamente de que los países más pobres y menos competitivos necesitasen de presupuestos más altos, no fáciles de rellenar, y la revaluación de su moneda, en apariencia prometedora, sólo incrementaría artificialmente su bienestar”.
Y he ahí, el argumento central de porque hoy en día, el euro esta a la debacle. Tan malo es devaluar una moneda (porque genera pobreza), como revaluarla (porque genera una riqueza falsa). el lenguaje de las monedas, debe estar lo menos viciado posible para que puedan hablarse, y entenderse, deben ante todo reflejar el verdadero sentimiento de su país: la productividad. Y ahi alemania habla todavía german, pero españa sigue hablando español.
No obstante, Europa, pese a lo que se piensa, no es el único país que tiene problemas en reflejar en su moneda la productividad media de su país. ¿suena el nombre de China acaso?
La nación asiática, segunda potencia económica en el mundo, ha ganado en buena parte el terreno económico gracias a manter subvaluada su moneda durante varios lustros. Con lo que contrario a lo que muchos críticos piensan no ha creado pobreza, sino crecimiento y riqueza a la par. Crece, exporta y vuelve a crecer.
Más aún, hay otro país que anda por ahí sobrevaluando su moneda cuando quiere para atraer activos del exterior y pagar sus deudas, y que devalua también cuando le place (de manera indirecta) para vender más de sus productos al extranjero, y recomponerse del ciclo económico. Desoye las criticas ortodoxas que pregona, y sacude su divisa al movimiento únanime que tiene sin que nadie pueda ni quejarse. Esa remota economía se conoce como los Estados Unidos de América. Y aunque su moneda tampoco habal german, se las ingenia para que todas las monedas la sobre-entiendan.
Asi es, como el tipo de cambio, pese a ser un resultado del mercado, se mueve muchas ocasiones por un dedazo político, aunque ya hallará la forma el primero de cobrárselo al segundo.
Europa no es por tanto, la oveja negra en el corral, pero la razón, no política, por la que no puede aspirar todavía a un movimiento igual de su divisa clave en reflejo a su productividad, es por tener 17 mercados laborales desiguales, y 17 políticas fiscales diferentes. En este contexto, para Alemania el Euro esta subvaluado, lo que le ayuda a competir contra China, pero para España la misma moneda está sobrevaluada lo que le impide crecer y generar empleos, pero eso si, aparentar como si los tuviera.
El resultado será lo que hoy tenemos, teutones exigiendo no un ajuste por el tipo de cambio sino del mercado laboral en las economías menos competitivas, (que con una baja inflación es sumamente doloroso), y españoles, griegos, portugueses, chipriotas, y hasta franceses protestando por no poder devaluar.
¿Tiene futuro una moneda así?, está claro que para Margaret Thacher, la respuesta contundente es: No. de ningun modo. Y su presagio es que “La moneda única tendrá que desaparecer” o de lo contrario Europa será un gran desastre.
Y como si fuese una sombra a perdurar sobre Inglaterra, hoy todavía, el primer ministro de Inglaterra, presenta sus reservas a seguir siendo parte de la Unión Europea, sin que haya en la mesa una reforma integral para los países miembros. Y su testimonio, se alinea con el presagio Thacherista "el euro va a desaparecer", tarde que temprano.
Pero en el juego no esta solamente la dama de hierro, y del otro lado del tablero se encuentra Draghi, la Merkel y compañía, quienes han hecho un esfuerzo inmenso en los pasados años para hacerle contrapeso a la Thacher.
En abril de 2010, la balanza parecía inclinarse a favor de la dama de hierro, pero a tres años de distancia, Europa conjunta se esmera por decir “el euro llegó para quedarse” aunque qué países logren suscribir el acuerdo a tinta y sangre, faltará por ver en estos años.