En
los tiempos que corren actualmente se percibe con cierta facilidad el problema
de la distribución de la riqueza; es una idea relativamente obvia, pero que
nadie negaría su verdadera importancia. En la sociedad económica actual,
entendida como una línea sobre la cual se acomoda cada individuo por su poder
adquisitivo y en cuyos extremos se polarizan los distintos niveles de ingreso,
tenemos que en cada punto opuesto está, por un lado, la gente con más ingreso,
y en el otro a la gente más pobre. Así, cada extremo repele a su opuesto; el
dinero genera mayor acumulación de dinero
y la pobreza genera más pobreza.
En
el caso particular de México y según los datos del Banco Mundial, el 10% más
rico acapara el 38.7% de la riqueza del país, mientras que el 10% más pobre
solamente tiene el 1.8% de la riqueza, con datos al 2008. E incluso el 20% más
alto acapara más de la mitad (53.7%) de la riqueza del país. No obstante, el
nivel de distribución de la riqueza se entiende con mayor exactitud según el
coeficiente de Gini, el cual es de 0.483 para México, mientras que para países
como Alemania, Japón y Noruega, tiende a ser cercano a 0.20 y para otros países
pobres como Rumania y Nepal es cercano a 0.30.
Otro
elemento que ayuda comprender la polarización de clases es el nivel de ingreso.
Según los datos de INEGI para el año 2008, el 10% de la población más pobre
ingresa un poco más de 6 mil pesos al mes; el 10% que está a la mitad de la
sociedad obtiene cerca de 24 mil pesos al mes y el 10% más alto, recibe 133 mil
pesos al mes.
Ahondando
un poco más en los indicadores que influyen en la determinación de la clase
media y según los datos de la OCDE, la productividad laboral de México ha
crecido 1.5% en 2012 con respecto al ejercicio anterior. Y desde el 2010, este
indicador se ha mantenido en un crecimiento cercano al 1%. No obstante, en el
2008, la productividad cayó 1% y en 2009 cayó 5.1%. La productividad laboral es
un indicador relevante debido a que tiene una estrecha relación positiva con
los salarios reales y niveles de precios.
Entonces,
¿qué queda en medio de los dos extremos de la línea esbozada en el primer
párrafo?, y ¿qué queda para ellos? La respuesta a la primera pregunta es lo que
supuestamente se llama clase media y en México (siendo ingenuamente generosos)
es aproximadamente el 60% de la población. Lo que responde la segunda pregunta
es lo que representa cerca del 41.7% de la riqueza del país. Por tanto, el 60%
de la población que está en medio del 20% más rico y del 20% más pobre, debe
distribuirse tan solo el 41.75 de lo que se produce en el país.
El
párrafo anterior conduce a otras dos preguntas: ¿Por qué es importante la clase
media en una economía?, y ¿por qué actualmente parece que está desapareciendo?
Posiblemente hay muchas respuestas a la primera; no obstante, son fundamentales
dos elementos que están en estrecha relación:
1)
Menor nivel de producción.- El menor nivel de producción es causado por a) la
creciente acumulación de riqueza por parte de los estratos altos; y b) el
ingreso reducido de los estratos bajos. Mientras mayor sea la tasa de
acumulación de los estratos altos, la proporción de recursos que vuelve a
circular en la economía tiende a ser menor. Y mientras no crezca el nivel de
ingreso del sector más bajo, su efecto en la economía es muy pequeño, debido a
que su consumo es mínimo.
2)
Inestabilidad y aumento de factores de riesgo en una economía.- Esto se explica
por la falta de expectativas favorables para invertir en una economía, ya que
mientras menor sea la cantidad de población de un país que satisfaga un nivel
óptimo de inversión (es decir, que no haya poder adquisitivo que haga aumentar
la inversión productiva, o que incluso suceda que disminuya), las inversiones
se vuelven más riesgosas y requieren de rendimientos esperados más altos que
las satisfagan. Si en el transcurso del tiempo los rendimientos no son los
esperados, la inversión productiva tenderá a disminuir.
Para
la segunda pregunta, resulta igualmente complejo dar una respuesta exacta; pero
sin lugar a dudas es debido a una mezcla de varios factores: a) Falta de
eficacia por parte de la política económica; b) Poco control sobre la actividad
económica (entendida en su acepción más amplia y global); c) Baja competitividad productiva de la nueva
mano de obra; d) Inseguridad para propiciar la inversión productiva, etc…
Todo
lo anterior conduce a una última pregunta: ¿Es posible revertir la situación de
la distribución del ingreso en México? Sin duda que es posible, pero como dice
el notado Joseph Stiglitz: “lo más probable es que no suceda”. Al menos los indicadores más importantes del
país que muestran la realidad social dicen que esto no va a cambiar
pronto.
Al final del día, el desempleo
ha aumentado, la productividad es baja y salarios reales tampoco han crecido.
Sin
embargo, ¿quién sabe?, igual y en el futuro resulta posible hacer un cambio
radical de la economía y de su distribución de la riqueza. De hecho, corre el
rumor de que México es la joya económica del mundo, e incluso le han apodado la
“Nueva China”, o el “Tigre Azteca”.
De
cualquier modo, para llorar por el dinero, o la falta del mismo, está el teatro
y/o en su defecto el Mercado de Lágrimas.
Nota
1: Debe resaltarse la dificultad que presenta el definir en términos exactos lo
que comprende la clase media. No hay un parámetro de ingresos o de otro tipo
que sea 100% certero. Incluso entre lo que se llama clase media, los niveles de
ingresos pueden ser tan diferentes que se podría hacer una nueva subdivisión
entre clase media alta y baja.
Nota
2: Existen varios modelos crecimiento que se sustentan en la distribución del
ingreso, como por ejemplo, el modelo de crecimiento de Michal Kalecki y el de
Nicholas Kaldor. Asimismo, economistas de renombre como Joseph Stiglitz y Paul
Krugman hablan sobre la inestabilidad económica generada por la distribución
del ingreso.
Nota
3: Los datos pueden variar dependiendo de la fuente que se consulte.
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