Hoy en día
una de las banderas y demandas de las sociedad mexicana se ha vuelto la “Democratización
de los Medios de Comunicación”, pero en sí, ¿Qué significa democratizar estos
medios?¿Crear dos cadenas privadas y una pública los vuelve mas democráticos?.
Parece que ninguna de las cuestiones anteriores tiene que ver con la
democracia.
Históricamente
en México los medios de comunicación y específicamente la televisión han funcionado
como aparatos de manipulación social por parte del gobierno, ese gobierno
postrevolucionario mejor conocido como el PRI y sus sucesores.
Ahora
recordemos que la exigencia por democratizar los medios de comunicación surge
del hartazgo consecuencia de décadas de falta de espacios de participación ciudadano
y del impulso o favoritismo hacia cierto partido o candidato.
Entonces
por una parte tenemos la concentración y falta de competencia en el sector de
las telecomunicaciones como el caso del duopolio televisivo, y por la otra la
falta de tribunas que permitan a la sociedad expresarse, participar y criticar libre
y responsablemente sobre los temas que le preocupan. Pensar que licitar dos
cadenas nacionales y una estatal traerá automáticamente
una mayor participación de la sociedad en estos medios puede ser un gran engaño
y de mucha utilidad para el poder económico y político.
Para
democratizar los medios de comunicación es fundamental quitarle poder a
Televisa y TV Azteca mediante la entrada al mercado de mas participantes pero
este no puede ser el fin de la Reforma en Telecomunicaciones. Democratizar los
medios tiene que ser desde una organización horizontal de las empresas
existentes y las nuevas en cuanto a la elaboración de contenidos así como
lograr la independencia del regulador (COFETEL) por parte de sus regulados. Por
lo que la reforma tendrá que ser integral, es decir, tendrá que preocuparse
tanto por las cuestiones políticas, como las económicas, sociales,
institucionales y culturales.
De nada
servirán dos, tres, cuatro concesiones más si estas quedan en manos de las
mismas familias que ya controlan los otros sectores de la economía mexicana. De
nada nos servirá mas competencia cuando el producto que nos ofrecen es Señorita
Laura contra Rocío Sánchez Azuara.
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