“The games were fixed” fue la frase que tuvieron en común
los diarios estadounidenses cuando en septiembre de 1920, dos jugadores de los Chicago White Sox, (Eddie Cicotte y Joe Jackson), admitieron haber estado involucrados
en el proceso de amaño de los partidos de la Serie Mundial del año anterior,
con el fin de obtener un jugoso beneficio. Después del escándalo de los White Sox, el baseball transitó por un largo periodo libre de sospechas hasta que
en marzo de 1989, la revista Sports
Illustrated revivió el temor del arreglo de partidos al acusar a Pete Rose,
coach de los Cincinatti Reds, de estar involucrado en apuestas.
Más
tarde, en 2005 y 2006 se llevó a cabo una larga e intensa investigación por el
supuesto uso de esteroides por parte de varios jugadores de la liga. Finalmente
en 2013 se destapó un nuevo escándalo, cuando varios jugadores de la Major League Baseball fueron
descubiertos y acusados de recibir tratamientos con hormonas de crecimiento
(HGH) para mejorar el desempeño físico.
La
industria de los deportes representa un negocio que mueve miles de millones de
dólares; solamente en 2006 y según Reuters, el monto de dinero manejado por
apuestas a nivel mundial ascendió a 80 mil millones de dólares
($80,000,000,000.00). Resulta natural creer que la cantidad de dinero que se
mueve solamente por motivo de apuestas es demasiado grande como para que los
resultados en los deportes resulten “limpios”. Y de hecho, no lo son.
Desafortunadamente
en la historia del deporte, el arreglo de partidos y de resultados ha sido una
constante que lejos de verse resuelta, aparece como un fenómeno que ha
encontrado nuevas formas de evadir la regulación. Los amaños en el deporte han
encontrado las maneras más extrañas de lo anterior, que van desde complejos
sistemas de dopaje, hasta favores sexuales.
El
fenómeno de la corrupción en el deporte encuentra una explicación simple en el
marco de la Economía, y esta entiende que aquella tiene su causa en la idea de que
los deportistas y gente afín, tienen incentivos para arreglar los resultados.
Cuando existe la posibilidad de que un evento no deseado ocurra en el futuro,
porque va en contra los intereses de cada individuo o de un grupo, simplemente
se buscan diversos medios para que esa posibilidad no deseada no ocurra;
incluso, en el campo de la Finanzas (rama de la Economía) existen diversos
medios de cobertura ante los riesgos sistémicos del futuro que siguen la lógica
anterior. (En las Finanzas no es ilegal la cobertura contra un futuro
incierto).
Cabe mencionar que el baseball
en los Estados Unidos parece haber encontrado una solución, que si no es
perfecta, al menos ha logrado grandes resultados contra las prácticas ilegales.
Se ha implementado una regulación por parte del Estado, que interviene en las actividades de dicho
deporte ya que puede llevar a cabo prácticas de investigación imparciales en
caso de delitos (como en el caso de consumo de esteroides, que son ilegales en
los Estados Unidos sin prescripción médica); además ha permitido que la competencia
antimonopolística en el baseball siga
las reglas del juego limpio, consiguiendo que se tenga un control sobre
salarios, ventas de boletos para los juegos y protección para el negocio a
través de financiamiento con recursos obtenidos por recaudación de impuestos.
Muchas
de las actividades que implican aspectos de orden económico no pueden estar libres
de la supervisión de una autoridad. El libre albedrío y la capacidad de decisión
de los agentes en la que se sustenta gran parte la Economía actual, no permite
que se alcance siempre el mejor resultado ya que los agentes tienen incentivos
para conseguir un mayor beneficio si buscan formas rutas alternas de
conseguirlo.
Los
White Sox de Chicago pasaron a ser
conocidos como los Black Sox tras ser descubierto que se dejaron ganar la Serie Mundial de 1919; 8
de sus jugadores fueron expulsados de por vida. Los White Sox tuvieron que esperar 88 años para ganar su tercera Serie
Mundial en 2005, (las primeras dos las ganaron antes de 1919).
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