Es noticia de todos los periódicos, de todas las redes, y de prácticamente cualquier medio de comunicación. En Estados Unidos esta ocurriendo casi una batalla campal entre los Congresistas respecto al presupuesto fiscal de dicho país. que más que legisladores, parecen estar disputando pleitos en una cantina del lejano oeste, sin ton, ni son, ni acuerdo alguno.
La batalla comenzó desde que septiembre dio sus primeros pasos, pero sólo después de que el presidente de la Reserva Federal de EEUU, Ben Bernnake, habló el 18 de septiembre, y lleno con su habitual "hélice", de dinero a los mercados.
Pero el debate en el Congreso, estalló de buenas a primeras, y se enardeció a puntos volcánicos.
La cronología de este suceso puede resumirse de la manera siguiente:
El pasado miércoles (a una semana de que Bernanke hablase), Jacob Lew, Secretario del Tesoro de EEUU, dio ultimátum al congreso, el 17 de octubre, el gobierno contará con casi nada, para pagar sus obligaciones, por lo que hay que aprobar un nuevo techo de deuda para, al estilo ponzi, seguir pagando. al tiempo que para el primer día del mismo mes, el Estado no contará con presupuesto aprobado para ejercer.
El mismo día, el Tea Party fabricó un escenario de enfrentamiento ficticio contra Barack Obama, y dispuestos a implementar un nuevo "secuestro fiscal", el senador Ted Cruz, hablo por poco más de 21 horas en el Congreso, para prolongar las votaciones y evitar que el presupuesto pasase de llano. ¿De que tanto habló?, de mil y un artilugios para desprestigiar la ley de 2010 del gobierno de Obama sobre la política de medicina social.
Aquí nació el chantaje, y la bancada republicana se aferró a usar los recursos de la reforma de sanidad para mantener al flote el presupuesto, mientras la bancada demócrata, solicitaba la ampliación de la deuda pública. no obstante, como los demócratas están en turno del poder, el sarten por el mango estaba sujeto a los republicanos, quienes sin más lanzaron pronto la treta de paralizar al gobierno (dejarlo sin presupuesto aprobado), si Obama no suspendía por lo menos un año, la ley de seguro médico.
Esta historia, no es por lo que parece, del todo nueva, y por lo menos se inició seis meses atrás, cuando el Congreso discutía el presupuesto de 2013, y la discusión del mismo nos llevaba al famoso "abismo fiscal", que empieza a ponerse de moda en cada parapeto que tiene el congreso por discutir el presupuesto público. Lo que sucedió aquel entonces, es cosa de memoria, Obama cobró una parte de los impuestos a los más ricos de la nación, a resentimiento de en diciembre sufrir un secuestro fiscal por la bancada del Tea Party. "Sólo soy el presidente de EEUU" escuchamos decir en broma a Obama por aquel entonces, "y como tal, no puedo aplicar un lavado mental al estilo de los Jedi".
Pues bien, desde entonces, el tema del abismo fiscal, no fue solucionado, y el sequester , sólo consiguió de manera parcial, darnos tiempo.
Ya en abril, cuando Obama presentó su próximo presupuesto para ir equilibrando las finanzas públicas, la cámara de representantes (de mayoría republicana), bloqueó la misiva aludiendo a la fuerza de no aumentar ni un centavo más los impuestos. a menos que Obama cediese con su política populista de seguridad social.
La polémica debió durar, cuando más hasta este día, porque el nuevo ciclo presupuestario del gobierno federal corre a partir del minuto uno del primero de octubre, por lo que aparte de salvaguardar el tema de deuda, el congreso tenía como responsabilidad aprobar un presupuesto que permitiese mantener el ejercicio de sus acciones de gobierno. fuese como fuese, debíamos de ganar, otra vez mayor tiempo.
Pero en esta ocasión, la bancada republicana considero digno este momento, este mes, para no dar prorroga a nada, y sostuvo desde hace dos semanas que sin ajustar el gasto (no el ingreso) del Estado, no habría solución alguna. Mientras que los demócratas, auguraban que sólo mejorando la parte de ingresos de la federación, se podría seguir trabajando adecuadamente.
Pues bien, en esas nos fuimos el viernes pasado, esperando que el Congreso llegase a algún acuerdo. No lo hubo.Y lejos estuvimos de que lo hubiese. Cada bancada se quedo paraplejica en su posición, y no cedieron.
Hace unas horas, luego de que la misiva girase de ida y vuelta entre la Camara de Representantes, y el Senado, éste último terminó por rechazar la propuesta que consistía en dos condiciones: 1) quitar el presupuesto de la reforma de sanidad; y 2) quitar los impuestos sobre equipos médicos (Obamacare).
Al existir un rechazo por los Senadores, que no juzgaron como moneda de cambio el presupuesto por la política de salud del país, lo que literalmente acontece es que el gobierno de EEUU a partir de mañana entrara en paro.
¿Que significa esto?, que 800,000 funcionarios serán suspendidos de actividades sin goce de sueldo, que se cerraran todos los museos, parques nacionales, agencias de protección, funcionarios de análisis económico, transportes públicos etc.
Todo lo que se conoce como gasto discrecional del gobierno (porque puede moverse a indicación de los ejecutores del mismo), será suspendido.
Va a ser la décimo octava vez que el gobierno de Estados Unidos tenga que pasar por un proceso similar, cuyo último referente descansa en el periodo de Bill Clinton y que duró hasta 21 días seguidos en diciembre de 1995, por problemas similares.
Tal y como lo muestra la Gráfica anterior, el último cierre del gobierno de EEUU, fue en diciembre de 1995, y duro exactamente 21 días hábiles, aunque en promedio, en la historia del gobierno vecino, el cierre ha tenido un plazo de seis días, y que poco estrago económico hicieron en la nación.
Pero existe una connotación muy diferente de aquella última vez para estar preocupados, y es que, en aquel entonces, EEUU era una economía en crecimiento, que estaba reduciendo año con año sus déficit fiscales, y apuntaba (como sucedería al final de la era Clinton), al superávit (que no tardaría en gastárselo George Bush).
Ahora, en cambio, la deuda del país vecino roza los 16.7 billones de dólares, mantiene un déficit permanente desde casi 2002, y esta prácticamente en palillos hechos de dinero que se encarga de sujetar con ahincó Ben Bernanke y compañía. Una parálisis del gobierno puede tener un distinto significado a estas alturas.
De acuerdo con The Wall Street Jorunal, el impacto sobre el PIB de mantener cerrado el gobierno será de 0.15% por semana. Para tener una idea de que es esto, pensemos que será casi el mismo impacto que tendrá en México la ocurrencia de un Huracan (Manuel) y una tormenta tropical (Ingrid), en un mismo periodo. Es decir; semana a semana, veremos un prácticamente un Estados Unidos azotado por tormentas intempestivas. Sólo que en vez de inundaciones, serán puertas cerradas.
El impacto puede ser mucho mayor del que esperamos, Morgan Stanley ha señalado especial atención en que si la parálisis se prolonga, todos aquellos que semana a semana reciben el beneficio del seguro de desempleo, no podrán cobrar la ayuda sin que existan funcionarios que puedan atenderles, más aún , para todos aquellos inversionistas que sólo se interesan por las "magias" del mercado, éste viernes vendra el dato más poderoso del mundo, la cifra del empleo no agrícola en EEUU, y que ni sabemos si podra publicarse si el gobierno permanece cerrado.
Poco a poco, la falta de información se comera a Wall-street, y con ello a los mercados emergentes, pero en lo real, en la tierra, la gente comenzara a agolparse en las calles sin tener respuesta de sus funcionarios.
En este sentido, el deterioro de la actividad económica alcanzará una velocidad álgida, veremos no sólo afectarse el mercado laboral, sino el consumo y la dinamica económica en su conjunto. La confianza de los empresarios y los consumidores se vendrá abajo, y finalmente la inversión, que tímidamente ha asomado el rostro luego de que la Fed le lanzase disparos de 85 mdd mensuales, volverá a esconderse.
Poco a poco, la falta de información se comera a Wall-street, y con ello a los mercados emergentes, pero en lo real, en la tierra, la gente comenzara a agolparse en las calles sin tener respuesta de sus funcionarios.
En este sentido, el deterioro de la actividad económica alcanzará una velocidad álgida, veremos no sólo afectarse el mercado laboral, sino el consumo y la dinamica económica en su conjunto. La confianza de los empresarios y los consumidores se vendrá abajo, y finalmente la inversión, que tímidamente ha asomado el rostro luego de que la Fed le lanzase disparos de 85 mdd mensuales, volverá a esconderse.
Pero hay mayores riesgos que esto, si el enfrentamiento perdura, para el 17 de octubre, el gobierno no tendrá para pagar sus deudas adquiridas. ¿Cuál será el impacto económico de que EEUU deje de pagar su deuda?, bueno, en realidad, nadie lo sabe, o nadie quiere saberlo.
Sería un caos financiero. De acuerdo a las estimaciones de Bipartsian Policy Center las medidas extraordinarias que empezó a usar el gobierno desde agosto (las cuales consistieron en no re invertir el sistema de retiro del gobierno; en el fondo de estabilización del tipo de cambio, y en el fondo del servicio postal), sólo le alcanzará para cubrir, a lo más dos tercios de sus compromisos que vencen ahora. Lo que significa que simplemente algunos trabajadores, contratos, o compromisos, previamente hechos por el gobierno no serán pagados en absoluto.
Hoy el mercado, tan sólo con tener este panorama enfrente se hizo prácticamente pedazos, el Dow Jones terminó en una caída de 0.84%; S&P 500 0.60% en negativo, mientras el Nasdaq cerro a la baja en 0.27 puntos porcentuales.
Los bonos a 10 años terminaron en perdidas al final de la sesión en 1 punto base, al tiempo que en México la curva de rendimiento trepó 5 pbs en su parte larga, el tipo de cambio cerro en las 13 unidades, y el IPC perforó su soporte técnico y quedo a 180 puntos de las 40,000 unidades. Una masacre, si tenemos en cuenta que llevan dos semanas con bajas rotundas.
Si esto continua, 2007-2008 será poco respecto a la fuerte recesión que apurara al mundo en mucho menor tiempo, y en un contexto donde los Bancos centrales han gastado casi todas sus cartas para remediar los males de la última crisis.
Asimismo, posterior a resolver estos conflictos, aun no esta tan claro si la economía estadounidense lograra salir avante el problema fiscal en el que esta metido, de hecho, después de estas dos batallas, presupuesto 2014, y nivel de enduedamiento, prosigue un tercer campo de batalla, que es el remasteurizado Sequester II. Recordemos que desde marzo se activo la primera parte del secuestro fiscal, pero se aproxima con el calendario una segunda etapa del mismo para 2014.
El secuestro fiscal (segunda parte), ataca también zonas muy sensibles de la economía estadounidense, pagos de personal, subsidios a hogares, programas sociales, contratos del gobierno, compras del Estado etc. un segundo secuestro fiscal, aprieta más que el cinturón al gobierno, a las empresas privadas, al ver ceder sus ordenes de nuevos pedidos, ver ceder los precios de venta a los que ofrecen, y finalmente, al ajustar más las tasas de interés (por el incremento del ahorro nacional forzado, junto a la posible reducción de compras por la Fed), ven socavar el valor financiero de sus activos, su capacidad de financiamiento, y por tanto de inversión.
Estados como Alaska, Kansas, o Nuevo México, llegan a recibir poco más del 7% del impacto de este apretón de manos con el gobierno, lo que impide no sólo que la demanda privada se recupere, sino que la demanda global, también cobre ímpetu, algo de lo que pedimos limosna muy a menudo más hacia el sur (México).
¿Cómo puede terminar esto? En el capitolio quedan pocas opciones: que la Cámara de representantes ceda, y mantenga el Obamacare; que se realice una nueva propuesta por completo, o que nos vayamos a un paro mayor al de 1995, con todo y lo que esto implique.
Sea como fuere los tres campos de batalla relucen inesperadamente inhóspitos, y se dice inesperadamente, a la luz de mantener una agenda donde lo más relevante han sido las lagañas que acumula la Reserva Federal de Estaos Unidos, o sea, la política monetaria. Pero de un giro, y sin pedir permiso, la política fiscal se nos ha clavado de lleno en pleno escenario, mostrando su igual valía para sostener el crecimiento del país vecino, y con ello, el crecimiento del mundo.
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