sábado, mayo 11

La Autoridad de Alemania ante la Crisis Europea.


Los temas de índole internacional se han vuelto cada vez más importantes en el estudio de la Economía. Cada vez más se da una mayor relevancia en el quehacer económico a los fenómenos que afectan al comercio exterior y a las relaciones de interdependencia entre países, así como a los términos y condiciones que los atañen. A partir de la década de los 90, Europa ha sufrido una gran reestructuración de sus sistemas económicos y ha mostrado debilidades en momentos puntuales cuando el engranaje se atasca.

En el caso particular de Alemania y su relación con el resto de la Unión Europea, principalmente con la Zona Euro, han surgido problemas  en cuanto a: 1) los términos de intercambio de este país superavitario con respecto a su balanza comercial y los países deficitarios en Europa, y 2) sobre su influencia en la autonomía del Banco Central Europeo y las medidas que aplica en materia de política monetaria. Ambas situaciones han tenido participación en la crisis económica actual, aunque no han sido las únicas.

1)           Términos de intercambio y comercio internacional.

La situación comercial de la Europa actual se entiende a partir de la instauración de Alemania como el país líder de la Unión Europea. Según la información de la página web del Banco Mundial, Alemania tiene un superávit comercial desde 1993. Este superávit se ha visto magnificado por:

a)    La incursión de más países a la Unión Europea (aumentando la cantidad de lugares-destino de las exportaciones alemanas).

b)    Y por la consiguiente liberalización del comercio (reducción de barreras al comercio y abaratamiento de costos).

c)    Así como por la incapacidad del tipo de cambio real de Alemania para ajustarse y regular el comercio (esto conlleva una gran dificultad, debido a que desde el 2002, en la Unión Europea existe una moneda común, la cual es el Euro).

Alemania no tiene la culpa de los primeros dos aspectos, pero ha recibido duras críticas por el tercero, ya que la inflación controlada en su territorio no ha encarecido los productos exportables, manteniendo unos términos de intercambio (tipo de cambio real, que es la relación de precios de los bienes de un país con respecto a otro) muy favorables para su economía, pero perjudiciales para los países que importan.

El beneficio económico que ha experimentado a través de su superávit comercial se refleja en el empeoramiento de algunos países (como España e Italia; este último país está entre los primeros 10 socios comerciales de Alemania). Un déficit comercial del 2% durante un año, no es muy significativo, pero un déficit que dura 20 años al 2% anual, genera problemas más serios.

2)        Influencia alemana en la política monetaria.

La política monetaria del Banco Central Europeo ha restringido la reactivación de las economías afectadas ya que ha impuesto medidas de austeridad a los países que han recibido créditos para pagar sus deudas. Algunos países como España y Grecia necesitan liquidez para poner en circulación los recursos de la economía (aunque sea por un periodo breve), no obstante, esta demanda no ha sido cumplida porque un aumento de la oferta monetaria en la Zona Euro haría crecer la inflación, tasas de interés y apreciaría los tipos de cambio, lo cual perjudicaría la situación alemana.

A principios del siglo XXI, Alemania necesitó que el Banco Central flexibilizara la oferta monetaria para que el país tuviera liquidez, lo cual sucedió; ahora hay otros países que quieren ser partícipes de esa flexibilización, pero cualquier iniciativa que la proponga ha sido rápidamente anestesiada.

El papel de Alemania en la crisis europea.

Es evidente que Europa se encentra actualmente en crisis y las causas de la misma comenzaron a finales del siglo XX. No obstante, a finales de los años 90, hubo una época de optimismo económico que contenía los efectos negativos de las políticas de liberalización. Esta crisis no tiene una sola causa, ni una sola solución. Existen varios factores que han inducido a la problemática actual como: la emigración ineficiente, fugas de capitales, incertidumbre para inversionistas y los déficits comerciales prolongados por parte de algunos países, así como las políticas de austeridad recetadas por el Banco Central Europeo.

Alemania ha tenido gran parte de la culpa de la crisis actual debido a que no ha hecho nada para resolver el problema de la disparidad comercial en cuanto al tipo de cambio real. Los bienes alemanes deben experimentar una inflación considerable, con el fin de poder aumentar el nivel de precios y disminuir la demanda de otros países de bienes alemanes.

La liberalización del comercio en la Zona Euro ha propiciado beneficios en varios países, pero las diferencias en cuanto a las condiciones de cada país (tecnología y capacidad productiva, principalmente), han provocado que los países fuertes se beneficien en detrimento de los países menos sólidos. La eliminación de aranceles y cuotas a las importaciones ha provocado el abaratamiento de los bienes de los países desarrollados, y por tanto, un aumento de beneficios en sus cuentas corrientes.

Del mismo modo, las políticas del Banco Central Europeo han puesto trabas a la urgente reactivación de las economías menos desarrolladas, ya que hacerlo puede perjudicar a los países más influyentes de la Unión Europea. Es entendible la reticencia de Alemania a los cambios de variables macroeconómicas (al menos en el corto plazo) que pueda causar la política monetaria, pero no hay que dejar de observar que la economía alemana depende en gran medida de la situación de Europa, por lo que este panorama puede ser perjudicial para ella misma.